
Ángelus/El Konde Xoledad
Este es el primer episodio de una elegía a los almendros.
A los seres florecientes y tímidos.
Los que vivimos entre las cerraduras y los eclipses.
Los que creyeron que el amor era un chocolate de maní.
Y soportaron la ventisca.
Pero sus cuerpos naufragaron entre el jardín de los abetos taciturnos.
Tecleando lo indecible.
Estas gárgolas siniestras.
Estas cicatrices reptantes que marcaron el élan de frenéticas cortinas.
Donde te pusiste moribundo.
Deletéreo. Infranqueable.
Y llegaste hasta la caverna de las estalactitas.
Donde los barbitúricos cumplieron su rol insigne.
Estaba todo determinado por la cuadratura del sol.
Era un presagio que nadie pudo evitar.
Por que fuiste tú el ultimo de los anacoretas que esta ficción pudo recordar.
Lelis Rebolledo H., poeta Cataquense– Poesía extraída del fanzine: “Ave Lux” - Katakaos-Piura
Este es el primer episodio de una elegía a los almendros.
A los seres florecientes y tímidos.
Los que vivimos entre las cerraduras y los eclipses.
Los que creyeron que el amor era un chocolate de maní.
Y soportaron la ventisca.
Pero sus cuerpos naufragaron entre el jardín de los abetos taciturnos.
Tecleando lo indecible.
Estas gárgolas siniestras.
Estas cicatrices reptantes que marcaron el élan de frenéticas cortinas.
Donde te pusiste moribundo.
Deletéreo. Infranqueable.
Y llegaste hasta la caverna de las estalactitas.
Donde los barbitúricos cumplieron su rol insigne.
Estaba todo determinado por la cuadratura del sol.
Era un presagio que nadie pudo evitar.
Por que fuiste tú el ultimo de los anacoretas que esta ficción pudo recordar.
Lelis Rebolledo H., poeta Cataquense– Poesía extraída del fanzine: “Ave Lux” - Katakaos-Piura